INICIACIÓN
sicilia
Abril 2014
Y vuelta a empezar.
Tenemos una semana por delante con Guma y Anita.
Decidimos que tenemos ganas de caminar por la costa noroeste de la isla de Sicilia, por la Reserva Naturale dello Zingaro. Y que gran acierto.
Las caminatas son placenteras resiguiendo la costa Tirrenica, los rayos del sol de caras la mayor parte del tiempo reflejan el blanco brillante de las piedras redondeadas por el efecto de este agua incolora y pura, las mismas piedras que vieron los griegos seguramente. En toda la isla el sol deja una luz que uno recuerda, muy clara y brillante que da un aspecto peculiar en todo lo que toca.
Nos lo pasamos bien durmiendo en las playas arenosas lejos de la temporada alta, en pueblos con estampa de otras decadas, de ritmo tranquilo, Vespas y Fiats 500. La imagen de la película Nuovo cinema Paradiso estaba en mi mente.
Esas decadas en donde llevar casco no era obligatorio, el turismo era de los de la nueva clase media y las aceras y paseos no importaba que estubieran perfectos. Casas baratas sin arrebozar de higos maduros en el patio trasero, gatos soñolientos en las repisas y siestas o "reposinos" mas en invierno que en verano. Con rincones de ensueño que sólo descubre el caminante de senderos, con cabañas de pescadores donde pasar un verano asando pescado y bebiendo vino blanco.
Palermo me recordó en algo a Buenos Aires, no sólo por el barrio del mismo nombre. Avenidas de "palazzos" modernistas, grandes y decadentes, balcones derrumbándose que te cuentan que hubo una época de esplendor hace no mucho tiempo atrás. Una ciudad bella de callejuelas inspiradoras y buena vida nocturna, colmados de mercancia china, carnicerias Halal y karaokes donde se cantan canciones de amor italianas, y de donde si no.
Una ciudad italiana en aspecto pero con esa alma del sur, donde el tiempo pasa lento y lo que se muestra no es lo importante, o al contrario, lo importante es lo que no se ve, pero que es palpable.
Y la semana pasó, y mucho a mi pesar me encontré solo, muy poco convencido de tener la motivacion de seguir adelante, de luchar contra los fantasmas que me esperaban detrás de la siguiente esquina y que ya asomaban la cabeza.
Pero tranquilo Pequeño saltamontes, ya sabes que uno se tiene que aclimatar durante un tiempo y coger el ritmo del camino.
No desesperes que no sirve de nada.
Déjate llevar.
En el pintoresco pueblo pesquero de Cefalú conocí a mi nueva compañera de viaje, la humedad de los primeros días de dormir con el saco en las playas durante la primavera.
Y de alli me eché a andar para cruzar la isla, dejar la costa tirrenica a mis espaldas e ir en busca del mar Jonico en Catania.
Perdi la nocion de estar en una isla. Mi camino iba subiendo y subiendo, rodeado de bosques de encinas y prados verdes donde pastan las vacas, hacia las montañas; donde el entorno era mediterraneo pero nada parecido del que habia dejado unas horas atras. Todo son montañas y colinas en la cima de las cuales, y en cada una de ellas, me encontré con un bonito pueblo medieval, con sus castillos, monasterios y murallas. Un tanto curiosos de no encontrar civilizacion en los valles cerca de los rios (como seria lo habitual) y ver la vida concentrada en las cimas. Aunque fue bonito dormir en el alguno de estos castillos o en sus murallas y ver de noche la siguiente cima con el siguiente castillo donde iria al dia siguiente, y que durante el dia eran dificiles de distinguir. Pueblecitos chiquitos con gente cerrada y asustadiza pero simpatica y amigable despues de una pequeña charla. Que me contaron que los pueblos los habian construido arriba de las montañas, a parte de por razones obvias de mejor proteccion, para poder comunicarse mediante señales entre uno y otro, de punta a punta de la isla. Y era verdad, de donde estabas podias ver solo el siguiente pueblo y asi sucesivamente, esquivando valles y repechos, hasta encontrar el mar de nuevo.
Estuve caminando bastantes dias cruzando la isla, el autoestop no era cosa facil y en cierto modo tampoco me importaba, tenia ganas de caminar, de olfatear, ver y sentir.
Los dias pasaban rapidos entre bosques y pueblecitos de nombre indeterminado, escuchando musica de vez en cuando para mantener el paso de los pensamientos. Y mi corazon se exaltaba cuando estaba en alguna ladera que mira al Este y veia el volcan Etna siempre humeante y de cono casi perfeco, con el tejado nevado y a menudo cubierto de nubes. Era mi destino.
A mediodia y al atardecer prestaba maxima atencion, y es que empezaba el concierto diario. Uno a uno los pequeños campanarios descubrian su escondite en los valles con el repicar de sus campanas y su cancion repetitiva. No me acuerdo de la cancion exactamente pero era una cancion conocida, de esas canciones que en los repertorios de "boyscout" vienen firmadas como cancion tradicional. En algun pueblecito pequeño incluso era tocada en directo por el parroco, con mas o menos destreza. El caso es que se formaba una atmosfera concreta que con lo bello del paisaje era digno de admirar. Me recordo a los valles del Rift marroqui o en las costas del Mar Negro turco cuando los minaretes entonan su Allah'u akbar.
Toda la isla, y en general el sur de Italia, esta llena de cristianos devotos, de Virgenes y Niños Jesus en cada callejuela. Y entre valles y colinas me pilló la Semana Santa y en los pueblos la gente iba en procesion con la palma o la rama de olivo direccion a la iglesia siguiendo a los mas pequeños disfrazados y montados en burros como manda la tradicion. Estampas pintorescas y entrañables. Y acabada la misa toca charlar y estrechar las manos de los amigos y vecinos delante de la iglesia, en la plaza del pueblo, todos bien vestidos y con sus mejores zapatos lustrados, sus mejores blusas y sombreros nuevos. Y practican el deporte regional tan gracioso como popular en diferentes pueblos de la isla, el caminar arriba y abajo de la plaza sin parar. Grupos de hombres maduros charlan de negocios (o almenos mi imaginacion eso dice), los abuelos cogiendose del brazo hablan del pueblo y de las labranzas a paso lento, las mujeres con las abuelas y los cochecitos hablan de cualquier cosa a paso rapido, para, ya que estamos, hacer un poco de ejercicio, los jovenes gallitos observan a las jovenes sonrojadas y todos se van cruzando y pasando por el lado una y otra vez, arriba y abajo de la plaza de cincuenta metros de largo, como un nadador en una piscina olimpica da un tumbo y se impulsa contra la pared para ir en sentido contrario; y cuando uno esta cansado debe abandonar el terreno de juego y salirse a un lado. En algunos casos estuve como dos horas sentado y observando el ir y venir. Si mas no, curioso.
Lo unico malo que tienen los dias festivos para el viajero es que si no lo sabes de antemano te encuentras sin viveres para comer, ya que todo esta cerrado. Suerte que todavia quedan almas caritativas que le dan a uno algun salami, prosciutto cotto, pan o deliciosos arancini.
O a lo mejor, como por la noche hace frio te invitan a dormir en algun antiguo almacen o granero. Eso despues de una copiosa cena de delicatesens sicilianas, buenissimas charlas y alegres risotadas.
Y cuento aqui como me recibieron un dia de entre los dias en uno de estos pueblos para ejempificar de manera generalizada como son las gentes del lugar.
Llegue totalmente destruido de una dura jornada de caminata (y es que las jornadas se van acumulando y cada vez los kilometros se hacen mas largos) a un bonito pueblo con una bonita fortaleza en lo alto de sus calles en pendiente (Sperlinga) y me sente en la terraza Del bar donde los parroquianos de costumbre juegan a las cartas como en todo bar de pueblo que se precie. Al entrar y saludar a la congregacion el juego paró y solo eran ojos que me escudriñaban de arriba a abajo y al poco continuaban con sus gritos y juegos dejando caer como por casualidad alguna mirada de vez en cuando al extraño por el rabillo del ojo o por encima de los anteojos. La señora dueña y ama del local esta nerviosa y contenta de vender algo mas que los cafes y licores de costumbre y me ofrece de comer hasta lo que no tiene y al final se queda con un bocata de jamon dulce y una cola. Al rato, y al haber corrido la voz que tenemos visita, llega mas gente al lugar y como no, el policia local, que es, como todos, primo, hermano, cuñado, vecino y amigo del resto y con aires de superior me pasa por al lado sin mirarme y a los cinco minutos vuelve sobre sus pasos y me pide de manera demasido seca y comica la documentacion mientras el juego en las mesas vecinas se ha vuelto a parar. Y el oficial se va con mis documentos con paso firme y yo intento seguirle el juego y me hago el inquieto y reprimido mientras por dentro me muero de la risa. Mientras el policia no regresa los parroquianos me tranquilizan diciendome que no pasa nada que solo se quiere hacer el duro y que me siente con ellos a jugar. Y ya se rompio el hielo y la desconfianza y empiezan las eternas preguntas de donde eres, etc. Y se hace de noche y la mayoria se largan para casa prque si no la mujer "se me va a enfadar", dicen, yo me quedo con los mas jovenes, que tienen mi misma edad pero aparentan el doble y salen las primeras cervezas de litro y los primeros "antipasti" y la charla se va relajando mientras caen las cervezas. La dueña ya esta sentada con nosotros. Al rato llega el policia, serio, me devuelve el documento de identidad y me hace unas preguntas de rutina que vió ayer en la pelicula: "¿No vendras a trabajar aquí verdad (a Italia)?", "¿No estas relacionado con ningún tema de drogas verdad?, etc, etc.
Se sienta mientras se afloja el cinto, me mira, sonrie, y pide euforico, como si de otra persona se tratase, "due birre" una para mi y la otra para el "spagnolo". Y de ahi salieron otras y dejó de ser policia, cómo cada día.
Y con todo esto y más llego a Catania. He cruzado la isla y me encuentro en tierras bañadas por el Mar Jonico.
Es una bonita ciudad, más pequeña que Palermo y de ambiente más joven y moderno por lo que me pareció. Empecé a tener la sensación que estaba en Italia, aparecian una detrás de otra iglesias, fuentes, plazas, etc. Catania, además, ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad por tener la calle con más iglesias de Europa, y todas ellas invitan a admirarlas y a entrar para tener un momento de silencio y reposar un instante. Me fuí contento y feliz de esta ciudad, la gente me trató fantásticamente. Y continué dirección norte, ahora, y hasta dentro de bastantes semanas, con el mar siempre a mi derecha.
Esta costa Este no se parece en nada a la norte. Las playas se prolongan por kilómetros y kilómetros siempre igual, la mayoria no son de arena sino de piedra pequeña, oscura, supongo que el Etna tendrá que ver en algo con esto.
Como desde hacia unos varios días el tiempo cambió y empezó a llover a diario. La gente se quejaba de que no era normal este clima en la época del año en que estabamos, deberia hacer bastante calor, y la verdad es que no lo hace.
Caminando a veces tengo calor en las pocas mañanas en que el astro rey se deja notar, pero siempre en manga larga. El viento suele ser de componente norte y yo siempre ando bordeando la costa. Pero al fin y al cabo la temperatura no era un problema, al contrario, para el caminante mejor así. El problema solia ser la lluvia, que me dejaba más o menos tranquilo durante medio día aunqué iba amenazando. A media tarde me decía que ya habia caminado bastante por hoy y empezaba con fuerza primaveral y yo tenia que buscar algun refugio.
Durante las primeras noches no me dejó dormir; durante el día no llovia ni parecia que lo fuera a hacer, así que cuando oscurecia paraba en algun núcleo habitado, compraba algo de cenar y una cervecita y continuaba un poquito más por la playa hasta alejarme de la vida humana y dejaba caer alli la mochila. Cenaba a la luz de la luna y mis pensamientos se alejaban al ritmo de las olas o de las nubes o las estrellas y me dormia así, abrigado con el saco. Pero, a eso de la mitad de la noche, me despertaban las primeras gotas simpáticas y me dejaban un margen de cinco minutos para recoger todo y buscar algun lugar para no mojarme. Parece sencillo, pero las primeras noches cuando no llovía no tenia presente esta posibilidad, y las noches que seguian ingenuamente pensaba que no lo volveria a hacer. Así que una condicion que empecé a tener en cuenta para escojer el lugar donde pasar la noche fue tener algun refugio al alcance. Preferia siempre dormir a la intemperie, pero a pocos metros siempre tenia una casita de herramientas, un chiringuito de playa, la terraza de alguna segunda residencia, un puente de la carretera, una canalización de desague y un poco más adelante, ya en tierra firme, los pasos por debajo de la vía del tren.
Curioso cómo uno aprende a cambiar la mirada, que busca lo que necesitas, y la intuición y experiencia te lleva hasta allí. Hay un mecanismo que se activa cuando empieza la tarde y comienza a encontrar estos sitios casi incosciente por si acaso se pone a llover ahora o por si pasa cualquier cosa, como que alguien te diga que el siguiente pueblo queda demasiado lejos para alcanzarlo durante ese mismo día. Me parecia como en los videojuegos que de vez en cuando "grababas" la partida antes que te mataran o que tu madre te llamara para cenar. Yo grababa la última localización posible donde dormir seco. Siempre hubo alguna solucion, aunqué a veces extrema. Tambien aprendes a localizar algun lugar arrezagado para protegerte del viento y la arena. E incluso en las ciudades grandes este mismo mecanismo localiza enseguida a la gente que duerme en la calle, por lo tanto, que tienen más experiencia que uno mismo, y los lugares (siempre buenos) donde van a dormir. Esta misma intuicion funciona en ellos, porque a veces alguno te venia a entablar conversacion de manera amigable y sin él saber mis intenciones me invitaba a pasar la noche en su sitio diciendo algo como: "Ey! Durante estos días de lluvia tengo un muy buen sitio, si quieres puedes dormir allí esta noche, te invito! Tengo lugar para hacer fuego y pescado que podemos cocinar."
Así que caminaba y caminaba, en esta costa normalmente sobre la misma playa ya que no se terminaba nunca, pero a veces me cansaba de andar por terreno irregular y luego seguia por la carretera que solia bordear la costa, colgada de la ladera de las colinas. Algunas veces tenia que hacerlo obligatoriamente ya que de vez en cuando encuentras la desembocadura de algun rio que no puedes cruzar y esto te obliga a dar un rodeo de varias horas hasta encontrar la carretera, volviendo sobre tus pasos y sobrepasar el rio por el puente.
Los pueblecitos medio cerrados me los iba encontrando cada hora o dos, con el paseo maritimo medio abandonado y lleno de desechos que arrojaba el mar y todas las terrazas de los bares cerrados esperando el inicio de la temporada, la poca gente haciendo basicamente nada y el cielo siempre nublado daban a estos pueblecitos costeros un aspecto deprimido y medio abandonado.
A destacar el lugar turistico que recibe gente todo el año, Taormina. Un bello pueblo colgado de una colina, con buenas vistas sobre la costa y el volcan, calles empedradas y negocios de souvenires por doquier. Bonito de ver, pero nada especial.
En defintiva, disfruté de los paisages de la isla en temporada baja, bonitos amaneceres y puestas de sol, disfruté de la soledad y de la gente de vida tranquila y sencilla, de bosques mediterraneos frondosos y de las pequeñas carreteras que atraviesan campos llenos de naranjas, mandarinas, olivos y parras, ciudades historicas y pueblos sin nombre, hasta que crucé el estrecho de Mesina, temido en otros tiempos por navegantes genoveses, romanos, griegos, fenicios, ... y pisé tierra firme en Reggio di Calabria.
Capital de la provincia de Calabria, y según me anticipó Sabina (una amable mujer que me acogió y me colmó de cuidados cuando me vió perdido en la ciudad), me dijo: "Ya verás como esta ciudad es la más fea de toda Italia". Y por lo que vi, puede que tenga toda la razón.
Una ciudad que a pesar de ser grande no lo parecia, no habia grandes edificios y nada de tráfico o ruidos callejeros. El tema que la hacia feisima era que se juntaron el hambre con las ansias de comer, eso es, un terremoto no hacia tantos años lo destruyó todo y la reconstrucción fue pésima y desorganizada. A simple vista uno vé que en el sur del país el dinero llega con contagotas. Y a pesar que Sicilia tiene la etiqueta de la tierra de la mafia esto fué en otros tiempos, tiempos de la Cosa Nostra, que casi no tiene fuerza comparado con la Andragueda, la mafia que habita en Calabria y que junto con la "camorra" napolitana hace unos años que dominan el mercado. Un mercado que ha dejado a parte un poco el tema de ir con pistolas en las calles amenazando a los pequeños negocios, esta practica aún existe demasiado, pero es como para adverrrtir que aún estan alli y que allí seguiran, pero el verdadero negocio pasó a la política, a multinacionales de todo el mundo y al trafico internacional de cocaina. Lo que se vé o se conoce es, como se suele decir, solo la punta del iceberg. Solo se ven mansiones sobreprotegidas con camaras y seguridades de todo tipo en pueblecillos perdidos por la costa Oeste o camuflados en las montañas dell'Aspromonte. Gente que a simple vista no parecen nada especial, gente de pueblo. Pero estos pueblos estan repletos de tuneles y bunkers en cada casa donde todo el mundo se esconde cuando vienen los malos que no son amigos de "la familia". Pero ya digo que esto me pareció solo un juego, bombas de humo para desviar la atencion de lo que verdaderamente es sabido que pasa en otras esferas que no necesitan de tuneles ni bunkers sino de abogados y amigos íntimos. Conocí alguna persona incluso que al cabo de intercambiar algunas confidencias me dijeron que eran de la mafia mientras levantaban una ceja y se fijaban en mi reación. Gente de pueblo, joven, que buscan una salida y algo que hacer en las tierras del sur y que rebientan este dinero que para ellos es fácil y mucho en coches caros y drogas. Los utilizados y los que van a la cárcel mientras a los otros se les vota.
No sentí en ningun momento nada que pareciera peligroso ni amenazante, solo desconfianza propia de los pequeños pueblos y de la gente de vida dura.
Dejando de lado las familias de otros tiempos y los jóvenes que se pavonean de ser mafiosos, la mafia es un hecho real que controla las recogidas de la basura para crear presion sobre los politicos y la poblacion, controla los vertidos de residuos tóxicos en las costas vecinas de Regio di Calabria en el Oeste y que por un puñado de dólares jode a todo el mundo aunque tambien gente mayor me ha dicho: "Al menos ellos hacen algo para nosotros y tenemos algo con que ganarnos el pan".
Como siempre lo que es malo para unos es bueno para otros.
Capital de la provincia de Calabria, y según me anticipó Sabina (una amable mujer que me acogió y me colmó de cuidados cuando me vió perdido en la ciudad), me dijo: "Ya verás como esta ciudad es la más fea de toda Italia". Y por lo que vi, puede que tenga toda la razón.
Una ciudad que a pesar de ser grande no lo parecia, no habia grandes edificios y nada de tráfico o ruidos callejeros. El tema que la hacia feisima era que se juntaron el hambre con las ansias de comer, eso es, un terremoto no hacia tantos años lo destruyó todo y la reconstrucción fue pésima y desorganizada. A simple vista uno vé que en el sur del país el dinero llega con contagotas. Y a pesar que Sicilia tiene la etiqueta de la tierra de la mafia esto fué en otros tiempos, tiempos de la Cosa Nostra, que casi no tiene fuerza comparado con la Andragueda, la mafia que habita en Calabria y que junto con la "camorra" napolitana hace unos años que dominan el mercado. Un mercado que ha dejado a parte un poco el tema de ir con pistolas en las calles amenazando a los pequeños negocios, esta practica aún existe demasiado, pero es como para adverrrtir que aún estan alli y que allí seguiran, pero el verdadero negocio pasó a la política, a multinacionales de todo el mundo y al trafico internacional de cocaina. Lo que se vé o se conoce es, como se suele decir, solo la punta del iceberg. Solo se ven mansiones sobreprotegidas con camaras y seguridades de todo tipo en pueblecillos perdidos por la costa Oeste o camuflados en las montañas dell'Aspromonte. Gente que a simple vista no parecen nada especial, gente de pueblo. Pero estos pueblos estan repletos de tuneles y bunkers en cada casa donde todo el mundo se esconde cuando vienen los malos que no son amigos de "la familia". Pero ya digo que esto me pareció solo un juego, bombas de humo para desviar la atencion de lo que verdaderamente es sabido que pasa en otras esferas que no necesitan de tuneles ni bunkers sino de abogados y amigos íntimos. Conocí alguna persona incluso que al cabo de intercambiar algunas confidencias me dijeron que eran de la mafia mientras levantaban una ceja y se fijaban en mi reación. Gente de pueblo, joven, que buscan una salida y algo que hacer en las tierras del sur y que rebientan este dinero que para ellos es fácil y mucho en coches caros y drogas. Los utilizados y los que van a la cárcel mientras a los otros se les vota.
No sentí en ningun momento nada que pareciera peligroso ni amenazante, solo desconfianza propia de los pequeños pueblos y de la gente de vida dura.
Dejando de lado las familias de otros tiempos y los jóvenes que se pavonean de ser mafiosos, la mafia es un hecho real que controla las recogidas de la basura para crear presion sobre los politicos y la poblacion, controla los vertidos de residuos tóxicos en las costas vecinas de Regio di Calabria en el Oeste y que por un puñado de dólares jode a todo el mundo aunque tambien gente mayor me ha dicho: "Al menos ellos hacen algo para nosotros y tenemos algo con que ganarnos el pan".
Como siempre lo que es malo para unos es bueno para otros.